Emprendiendo a partir de una idea: Georgina Ramírez "Geo"

¡La Tiendita del Campo ha cumplido oficialmente sus 4 años! Tras una larga travesía que ha venido con el emprendimiento de este proyecto y muchas manos detrás ¿se han preguntado cómo fue que nació en primer lugar? para terminar este mes de aniversario con broche de oro, nos fuimos al origen con Geo, para indagar en cómo Tiendi logró tomar sus primeros pasos y conocer quién es ella, además de ser una pieza clave en toda esta historia.


Este mes de octubre no sólo celebramos un cuarto aniversario, sino que también celebramos a los guardianes del campo que hoy siguen preservando una cultura agrícola dentro de una ciudad enorme como la CDMX y el papel que ha tomado Tiendita del Campo frente a ellos. Así que sin más, acá tenemos “un día en la vida de Geo”...



¿Quién es Geo?


“Ha sido una semana difícil para esa pregunta en especial. Creo que soy una curiosa en todo momento y creo que de las cosas que he estado explorando es que amo y disfruto ser una persona muy preguntona. No me gusta quedarme con dudas, no me gusta quedarme con la primera respuesta que me dan las personas. Mi propósito personal y la razón por la que yo hago las cosas es porque me fascina ver cómo le brillan los ojos a las personas cuando descubren algo nuevo. Entonces, en esta línea de la curiosidad, me encanta incentivar que más personas sean curiosas y que puedan disfrutar de las pequeñas grandes cosas que hay en este planeta que es tan vasto. Soy ambientalista, feminista y me encanta lo verde, me encanta la montaña, me encantan mis perritos, y cada vez disfruto más los momentos de introspección y de estar conmigo misma.


Lo que más disfruto de Tiendi es poder platicar con los productores e intercambiar aprendizajes. Lejos de yo enseñarle a las personas, tenemos mucho que aprender de manera mutua. Creo que sí, en general, esa soy yo”.



¿Dónde nació la idea de Tiendita del Campo y cuál ha sido tu rol a lo largo de estos 4 años? 


“Creo que cada vez que cuento esta historia no sé si la reescribo o  simplemente cuento nuevos pequeños detalles, pero Tiendita del Campo surge primero de una necesidad muy personal, de aprendizaje con mi madre (Teresita de Los Tíos) sobre cómo ser productora cuando tenía 7 años.


Ella montó su granja de conejos y de ser una producción que inició con 5 conejitas y una conejita, se volvió una cosa muy muy grande. En la carrera, a raíz de varios proyectos de ingeniería de desarrollo sustentable empezamos a ver la manera en que podíamos hacer más eficientes los procesos de producción y ver cómo minimizábamos los impactos ambientales. Una de las cosas que aprendimos es que no podíamos minimizarlos si no teníamos la etapa de comercialización estandarizada. Eso significaba que con todas las ferias, bazares, exposiciones a las que nos invitaban un día antes, no le podíamos decir a un conejo “necesito carne para mañana”. Ese fue el primer red flag con el que descubrimos que necesitamos un punto de venta que nos ayudara a saber cuánto realmente podíamos vender en un año, como proyectar el crecimiento, etc.


La segunda razón fue Teresita junto a las Mujeres Rurales Moviendo México,  donde se juntaron productoras del área rural de la Ciudad de México y se hicieron amigas, mucha fiesta y se reconocieron a ellas mismas como mujeres rurales en el área periurbana de la ciudad, que no es lo mismo que ser una mujer rural en el campo. Platicaron sobre hacer sus canastas navideñas y por 3 años no sucedió hasta que hubo un punto en que yo me encontraba en una transición en la que dejé de trabajar en una consultora de sostenibilidad y quería hacer otra cosa. Me sentí muy estancada y había aplicado para estudiar la maestría en energías renovables en Reino Unido. Me habían aceptado en la universidad pero CONACYT decidió que no podía irme para allá y doy las gracias. Las cosas pasan por algo, me imagino una realidad alterna en que me hubieran aceptado y me cuesta mucho trabajo ubicarme ahí porque ahora soy una persona completamente distinta y he aprendido demasiado en este proceso. 


Justo en ese verano, cuando dejé de trabajar y no me fui a Reino Unido, acepté y dije “bueno vale, por qué no usamos este local que tenemos acá y me luego voy?”  Le doy la bendición con la patita de tejón y como no me quedé tuve que tomar la decisión de trabajar de lleno en esto. Ya para ese entonces había invitado a Mine de Aruba y ahí empezó mi primera presentación para ver con quién iba a formar parte este proyecto. Con lo que había ahorrado de esa temporada echamos a andar el negocio, definitivamente yo no sería nadie sin los Friends, Food and Family haciendo sus aportaciones económicas y en especie para abrir la Tiendita.


El nombre de Tiendita es culpa de Lupita de Abejera, porque yo quería nombrar este proyecto ‘Yaocihuatl’, que significa mujeres guerreras en náhuatl pero me corrieron la idea porque es muy completa y cero mercadeable. El logotipo lo diseñó mi prima. Y poco a poco se fue complejizando hasta lo que es hoy Tiendi.”


¿Cómo es un día en la vida de Geo?


“A partir de estos días, a las 7:30 despierto a mi perrito Chino y salimos a pasear, regresamos, les doy de desayunar y dependiendo del día salgo a correr o me pongo a hacer yoga. Por lo menos hago una hora de ejercicio muy consciente de que es lo que más bien me hace porque si no llegan mis crisis de estrés. Regreso, me hago algo de desayunar y sí le dedico tiempo a cocinarlo y sentarme a desayunar en medida de lo posible. Igual luego comienza mi rutina y procuro que mi trabajo con Tiendi comience alrededor de las 12, pero varía mucho porque a veces me necesitan desde un poco más temprano. 


Ya ahí toca sentarse en la computadora y revisar qué se necesita o bien irme a la Tiendita. Los jueves voy a comer con Vale, porque nos hace falta tener este acercamiento entre nosotras. Los viernes también voy a atender físicamente en Tiendi y es retomar un poco la sensación de estar detrás del mostrador que era algo que pasé durante muchos años haciendo. En realidad mi día es totalmente administrativo y en estos días pueden pasar muchas cosas, desde juntas, llamadas de zoom con otros proyectos, con el servicio social y los productores, revisar iniciativas o convocatorias que nos tocan. También cada 15 días tenemos el Tienday, que es una junta de la cooperativa. Son mis días de reinicio, el día que siento todas las energías de la semana y la comparto con la cooperativa para rebotar ideas y ponerlas en orden. Mi día de cooperativa es mi día de reinicio, de tocar base.


Los sábados se han vuelto muy variables, hay días que trabajo Tiendi y hay días en los que no. Los domingos procuro no hacer nada, sólo descansar, ver series y cuidar mi huerto. También los fines de semana veo a Adán, mi novio”.


¿Cómo ha sido la experiencia de emprender un proyecto como el de Tiendita del Campo?


“En la transición entre inaugurar Tiendita del Campo, fuimos a la feria del emprendedor a ver qué nos encontrábamos y nos encontramos con un stand de la UMA, la universidad del medio ambiente, y vimos sus panfletos. Tengo mis antenas muy puestas para detectar el greenwashing, vimos las maestrías que ofrecen y sus planes de estudio y finalmente terminé inscribiéndome en la maestría de administración de empresas socioambientales. Estuve a punto de cambiarme a otra porque yo sentía que quería aprender de todo, pero mi directora me dijo que yo necesitaba enfocarme en levantar mi negocio. Ahí conocí a Raúl del Colectivo Ahuejote y nos invitó a participar en la convocatoria de Make Sense, una organización internacional que se dedica a vincular actores de sostenibilidad en las ciudades con la intención de hacer sinergia. Aplicamos a la convocatoria y luego de presentar nuestro proyecto y hacer talleres, nos escogieron porque Tiendi está diseñado desde la perspectiva de los productores y no desde la idea de alguien que conoció a un productor y quiso empezar a desarrollarlo. Tiendita siempre estuvo pensada desde el productor. 


Este programa de impulso duró 6 meses y literalmente aprendí allí en ese tiempo lo que fui a aprender en la maestría en dos años. En ese transcurso también tomé un diplomado en sostenibilidad y pensamiento sistémico y al año siguiente me gané una beca para irme a estudiar en Argentina una semana en un congreso sobre dinámicas de sistemas agroecológicos y modelado matemático. Ha sido mucho aprender, aprender, aprender, de todos lados y en todo momento. De ver cómo hacen las cosas en otro lado y por qué y comenzar a soñar en grande. Ha sido mucho de ejercitar el futuro de Tiendi. Si alguien me hubiera dicho todo lo que aprendería y haría después de abrir la tiendita, seguramente no me hubiera aventado por miedo. Ha sido un trayecto bien duro, difícil, pero bonito también y lleno de muchas personas espectaculares que me han aportado algo. Ha sido una experiencia personal muy enriquecedora, con muchas energías y muy bonito.”


¿Cuál es el regalo más bonito que te ha dado Tiendi?


“La cooperativa. Porque ellas se han vuelto mi familia y eso se ha resignificado mucho. O sea, son entre mis hermanas, mis amigas, mis mamás, mis compañeras, las personas que escucho y que me escuchan y con quienes me siento tan en confianza y con quienes me puedo dejar caer y sé que me van a recibir. Creo que al final, ellas son mi espacio de trabajo y estilo de vida soñado. Entonces pues sí, estas mujeres tan soñadoras, aguerridas, emprendedoras, estructuradas, locas, que ellas sean mi razón de hacer muchas cosas, ahora. Y que sé que tiendita podría existir sin ellas, pero es infinitamente mucho mejor con ellas.”


De todo lo que es tiendita, ¿de qué estás tú más orgullosa? 


“De todo. No podría estar solo orgullosa de una parte. De cómo ha crecido. Veo a Tiendita como si fuera mi hija, entonces, justo somos entidades separadas, ni ella es yo ni yo soy ella, pero ella va aprendiendo y va caminando y se va reconociendo a sí misma. Ahora está en un momento en que está caminando sola, que no necesita tanto de mi. Justo eso, creo que eso es de lo que estoy más orgullosa, de que Tiendita ya no necesite tanto de mi. Me da risa porque esta es una conversación recurrente con la cooperativa, pero si el día de mañana me abdujeran los extraterrestres y yo desapareciera de este planeta, Tiendita podría existir sin mi. Y eso es algo que no llegó solo, es algo que he construido durante estos 4 años, así que el día de hoy yo estoy muy orgullosa de que Tiendita no dependa de mí. Tiendita es de todos, se que cada quien puede apropiarse de algo de ella y tomar decisiones de las que pueden tomar responsabilidad. La misma cooperativa de ahorita no es la misma que empezó, se ha transformado mucho y hoy la podemos compartir”.

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